Sus ojos eran brillantes, su pelo moreno, sus manos eran como las mías, finas y pequeñas, nos conocimos en la playa, tomando el sol en la orilla.
Tras muchos meses hablándonos por MSN y Tuenti, por fin quedamos, en el pueblo de abajo de mi casa había una heladería con helados de nuevos sabores, estaba el Pitufo, el Kinder, el Oreo, etc.
Hablamos mucho y paseamos hasta la orilla del mar, donde nos conocimos. Tuvimos la suerte de que estaba sola para nosotros dos y con la puesta de sol, supimos que ya era hora de volver cada uno a su casa, pero antes de eso, me cogió por la cintura y me dijo al oído: “Te Quiero, nunca te separes de mí, por favor.”. Me dí la vuelta y ahí estaba él preparado con con una rosa en mano, nuestras miradas se cruzaron y tuvimos nuestro primer beso de película.
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